Rating: ★★★★
23/06/13
Nunca dejé de leer cuentos infantiles. De vez en cuando, entre tanto Camus, tanto Borges, Kafka, sadasdsdaf, tengo la necesidad de salir de lo absurdo, lo opresivo, lo filosófico, la realidad, en definitiva... para volver a lo básico, a esa ingenuidad que caracteriza a la niñez, donde realmente crees en bosques mágicos y hermosas princesas que no hacen más que dormir hasta que su príncipe azul las despierta con el beso del amor verdadero aunque jamás las habían visto antes, y personajes con nombres que nunca podré pronunciar correctamente (¿Rumpelstiltskin?), y esas cosas. Espero nunca creerme tan estúpidamente superada como para dejar de leer cuentos. Es sano, y tengo a C.S. Lewis de mi lado.
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